martes, 7 de septiembre de 2021

 

El crepúsculo

El atardecer o el anochecer, da igual

El purgatorio

El limbo

La maldita noche
Para quien no puede pasarla

La Revolución no terminada
La tiranía aún no impuesta

La vida del fantasma
Del muerto con pendientes
Del muerto en vida
De quién pierde la noción
Por andar, disculpen la redundancia,
Perdido...

viernes, 29 de mayo de 2020

RYJ


Julieta se levantó esa mañana como cualquier otra, aunque al ver su celular, recordó una conversación sin terminar de la noche anterior. Sin poder disimular la sonrisa, desayunó rápido su café con leche con tostadas, se cambió la ropa y bajó en el ascensor. Trataba de evitar su reflejo, le daba pena la expresión boluda que tenía, no podía borrar la sonrisa, estaba muy contenta. Se dirigió a la parada de colectivos, aún era temprano en la ciudad y no se veía mucha gente. Esto le encantaba a Julieta porque evitaba el caos, que se generaría en no más de media hora. Pasó al lado de un conserje que barría la vereda y acarició a un perrito justo antes de llegar a la parada, dónde se encontraba un chico.

Romeo muy aturdido, no comprendía del todo a quien tenía al frente, que también lo miraba tocándose el pelo, que también tenía unas ojeras terribles. Era una cara que veía todos los días, pero le parecía desconocida, como todos los días. Al salir del baño, en la mesa vió el celular y recordó la conversación de la noche anterior. A duras penas se vistió y fue a tomar el colectivo. Estaba solo en la parada, a esa hora no había mucha gente, y le pareció lo mejor, porque disimular la lágrima que se le escapó era una tarea de la que ya no se podía encargar.

Al llegar a la universidad fue derecho a la biblioteca. Una vez ahí, buscó el rincón más escondido para estudiar. Se sentó en una mesa solitaria, que daba a una ventana por la que se veía un arbusto mediano, con unas flores blancas y detrás de este, a lo lejos, un camino por donde circulaban estudiantes, profesores y demás personas, que iban y venían, con auriculares y distraídos con el cielo y las nubes, mirando su celular, en grupo y riendo, como los pajaritos, que hacían piruetas y paraban a descansar en los cables. Puso sus brazos cruzados arriba de la mesa y dejó caer sobre ellos su cabeza, no abrió la mochila.

Al atender a su tercer cliente, decidió salir un ratito a la vereda, para sentir el aire de la mañana antes de que el mediodía se lo lleve. Era una mañana primaveral y al frente de la librería había unos canteros con flores y unos bancos alrededor, donde se sentaban personas adultas a contemplar las flores, la vereda, la calle y los edificios. Estas personas se veían con frecuencia y Julieta entablaba conversaciones con algunas.
-Qué lindo día, como te llamas nena?.

Mientras subía las escaleras recordó una tarde en la pileta de natación de un club, tendría quince años. Se recordó subiendo las escaleras hacia el trampolín más alto. Llegó a su departamento y al abrir la puerta, sintió una corriente de aire en la cara, provenía del frente, la puerta del balcón estaba abierta. Se acercó y salió por ella. Se asomó hacía abajo y le dio vértigo, igual que el último trampolín. Entró al departamento y fue a cerrar la puerta de la entrada. Un viento fuerte le revolvió el pelo, tenía la escalera al frente, pero desde abajo, al borde de la pileta, un chico de pelo negro lo animaba, un amigo. Gallardo, llenó su pecho de aire y al dar la media vuelta, aceleró. Cada paso estaba más cerca, cada paso duraba menos. La brisa en los ojos, el reflejo en los ojos, la brisa en su piel y el reflejo… En el punto de no retorno pensó que podía volar, se imaginó los vítores al salir, se imaginó la gloria, se imaginó a su amigo. Ansioso cayó en picada hacia el agua, el agua fresca, que lava el cuerpo, que cura las heridas, que diluye el sopor.

A la tardecita esperaba el colectivo para volver a su casa. Mientras sacó su celular y leyó sin interés las noticias. La foto de un chico llamó su atención, seguro lo había visto alguna vez. En la noticia una breve historia, una carta de disculpas a su familia, un poema de amor a nadie. Nada más.

Julieta sintió una gran conmoción, un poco por empatía, un poco por tristeza. Escribió el mensaje:
-Que drama pelotudo Romeo y Julieta, no poder elegir a quien querer… es pelotudo hasta para el siglo XVI.
-Eu, estás bien?
-Si, después te cuento, hoy dormimos juntas?
-Obvio.

martes, 20 de marzo de 2018

Los desvelados


La noche interminable, balcón pequeño, sólo, ensaya su circunloquio eterno, y en su vigilia habla consigo mismo, a través del eco en su mente sideral, que devuelve sus palabras, pero no responde sus retoricas, para un público inexistente que dejo las mesas vacías, ceniceros llenos y whisky aguado.

¿a que vinimos a este mundo?, ¿qué significa todo esto?, ¿cuál es la razón?, la oscuridad me rodea sin escrúpulos, cada día que pasa se acerca un poco más, hace trabajo de hormiga, casi imperceptible, pero también implacable, esta elevada prisión me ha contenido tiempo suficiente para saber que mi vista no mojara otras costas; ¿cuál es el sentido?, ya ni la realidad lo tiene, si todo puede ser un sueño o una ilusión; el universo termina en la pared a mi espalda, en el infinito hacia los lados y el frente, solo me consuelan los lejanos balcones, donde a penas puedo discernir figuras y sombras, como en la alegoría de la caverna, me consuelan… solo…; el cielo negro se hace presente como en cualquier realidad hasta el horizonte, pero acá es unánime, es que la noche también yace a mis pies, omnipotente, impotencia solo siento, siento… solo…; un sufrimiento sin extremaunción que traiga la paz, que baje la tela roja de este espectáculo sin cortes, sin clímax, sin discurso, sin fin; en este círculo de radio etéreo, ni mi cuerpo, ni  mi mente se deterioran, solo mi corazón, me tendría que tirar a este mar azabache para terminar con todo, ¡No te tires! inconsciente, hay luz en algunos balcones, Es que los senderos del pensamiento ininterrumpido me hicieron olvidar mi nombre… mi sexo… en este balcón, no sé si soy Julieta, que espera a un Romeo capaz de deslizarse en las calles inundadas en penumbras, o mi Julieta se encuentra en un balcón más vertiginoso, también empapado en la infinitud de las sombras, pero no hay caso, no veo ninguno, ¡Tirate!, ¡cagon!, Da la cara y afrontá lo que debe ser, trascendé…, esta vida ya no vale la pena, No podría hacerlo, si siempre está la esperanza en este mundo retorcido, de que alguien venga volando a salvarme, o alas negras y una hoz me decapiten para darme la ansiada paz, sin tener que tomar la decisión, sin tener que seguir pintando las paredes con sangre de mi cabeza para quedar seco y convertirme en polvo, sin haber conocido mas que este insulso balcón, o quien sabe, también como un renacimiento, en medio de un espasmo, despertar de este sueño, yo solo, solo… yo….


sábado, 17 de febrero de 2018

Recuerdo de una muerte


Tal vez, solo tal vez, eran ilusiones, pero, ¿cómo me podía resistir?, sabía a dónde íbamos, mucho más de interesante no podía haber al final del camino, el mal agüero me erizaba los pelos de la nuca, pero, ¿cómo hacía para parar?, a ella no la conocía, pero siempre había estado conmigo, maldita costumbre de no decir que no, y me gustaba lo suficiente para entrar en la mansión maltrecha, para caminar senderos estrechos coronados por cardos secos, por el sol eterno, dador de luz y aplastante tirano, atravesar maderas podridas y olvidadas que cruzaban el camino como los cuervos, acentuando el mal augurio, pero, ¿como no iba a seguir?, a él no lo conocía, pero siempre había estado conmigo, lo añoraba como un hermano. La  hendidura en la pared nos dio la dirección que había que seguir, y mientras él, exacerbado, saltando y riendo sin razón, entraba a la casa y salía por ultima vez de mi vida, yo zafándo de un alambre enredado, desesperado me di cuenta a que iba. Corrí ya liberado para ver a través del corte de la pared a ella, que ya había entrado, pero estaba distinta, refulgente, blanca y en una paz total, inquebrantable me miró y caminó hacia algún lado, desgarré mi ropa para entrar y encontrarme encerrado en un lugar oscuro, húmedo y lleno de excremento, de hedor a muerte, solo, embarrado, cansado y confundido, porque tal vez, solo tal vez eran ilusiones. El piso se movió violento, la poca luz se fue y los gritos fueron el réquiem que acompañaron la caída de un telón pesado, negro e inevitable.



sábado, 4 de noviembre de 2017

Escapo

Esta vez escapo, a la ciudad, donde nadie es alguien, al anonimato. Escapo a sus noches ignotas, ebrias de tango y duras de rock. A calles manchadas con historias que nunca se sabrán, prontas a teñirse un poquito con nosotros, a absorber nuestra esencia, ellas siempre lo hicieron, empapadas de nostalgia, de desamores, desencuentros, saciantes de todos los placeres, ilusorias de una ciudad que no conoce los limites, que nos deja volar un poco en su humo, bajito, para no ahogarnos en las alturas, nos dejan volar rasantes para que no nos escapemos, porque saben que aunque nos vayamos, vamos a querer volver, para ser nosotros, como la primera vez.

viernes, 20 de octubre de 2017

MEDIO LIMÓN

MEDIO LIMÓN

Mis primeros recuerdos son sin duda en la escuela primaria, lo anterior, supongo que lo ignoro. Si, recuerdo ese día de otoño en el que sonó la campana para salir al recreo, un día soleado, sin nada especial. Con mis compañeros de curso, en los recreos, teníamos la costumbre de ir a tomar agua de una canilla, siempre era lo mismo. Ese día, hubo algo distinto, no en el día, no en mis compañeros.

Debajo de la canilla, se juntaba agua, y había barro. Uno de los chicos, saltó en el barro y me ensucio el guardapolvo, instantáneamente me abalancé sobre él tomándolo de los pelos y golpeándole la cara con la canilla, sin siquiera pensar lo que hacía, por un momento que pareció interminable, y en el cual sentí una gran ansiedad que no podía saciar. No pude parar, cuando de repente, me encontré parado y estático mirando a mis compañeros, que no se habían ni inmutado y por lo que pude comprender, que solo había sido una ilusión, una invención de mi mente, de la cual, debido a mi temprana edad, no pude encontrar el porqué.

Y es que, como decirlo, la vida no es fácil, que la sociedad, que el amor, que tus viejos, tus amigos, el perro, es un quilombo. Y el amor, ¿qué es el amor?,¿de qué sirve?, ¿para que me sirve?, ¿a quien se necesita para vivir, más que a uno mismo?,¿qué me puede dar mi novia?, vamos, toda una vida de soledad para decir que un nene me va a solucionar la vida, o mi novia…, ¿qué me podía dar, más que mi hermosa colección?, la única forma de sacarme los nervios, el estrés, era poder llegar al viernes, y solo.

El tema, es que nunca encajé, siempre la gente estaba preocupada por cosas totalmente ajenas a mis pensamientos. Esto repercutió seriamente en mis relaciones, desde mi casa hasta la sociedad misma. Con mis padres nunca me entendí, y desde chico fui muy independiente de ellos, no puedo asegurar haber tenido una relación con ellos, siempre pasaban mucho tiempo en el trabajo, y cuando vieron que no me comprendían, dejaron de intentarlo. No tengo hermanos, y de otros familiares no puedo hablar. En cuanto a las amistades, solo tuve una, la nena que veía todos los días en el cuadro del comedor de mi casa, el cuadro de la foto que me saqué con ella cuando terminé el primario, porque a pesar de que hacía poco la conocía, se volvió rápidamente muy importante para mí, y le pedí a mi madre que pusiera esa foto en un lugar que se viera, para que todo el que llegue, sepa que ella era mi amiga, Malena. Antes de ella no había tenido contactos sociales, pero se puede decir que después algo cambio. A Malena la conocí poco después de empezar el primario. Nunca nadie llamo mi atención, pero a ella la vi sentada, tan pasiva en aquel banco, sin esperar nada, como si su vida no estuviera más allá de unos pocos metros de su lugar. Inmediatamente me senté a su lado y empezamos a hablar. Por lo pronto supe que recién había llegado al pueblo y estaba un curso por debajo del mío. Desde ese día no recuerdo uno solo que no hablara con ella. A Malena podía contarle mis más grandes miedos y dudas sobre la vida, con la mayor de las franquezas, e instantáneamente, gracias a ella, mis relaciones mejoraron, era mi conexión con la sociedad.

Yo no podía relacionarme fácilmente, pero mi amiga, me explicaba cómo eran las cosas, y casi con una sabiduría comparable a la de cualquier adulto, me decía de qué forma yo debía acercarme a cada persona. Con solo verla unos pocos minutos, era capaz de saber qué tipo de persona era, sus gustos, hobbies, habilidades, debilidades, …sus miedos. Toda esta información me ayudaba a poder relacionarme, pero me tomó mucho tiempo ver que, no eran las relaciones las que me interesaban. Las relaciones me parecían trabajosas, me quitaban tiempo, era molesto y me costaba mucho esfuerzo mantenerlas, lo que en realidad me interesaba era el provecho que podía sacar de las mismas. No fue hasta muy pasado el tiempo, que quise usar sus habilidades en algo que me diera más placer.

Fue en el tercer año del secundario. Me gustó una chica de mi curso, Laura, ella era de cabellos enrulados y rubios, de ojos pardos. Aunque prefería el cabello lacio, fue por su figura la que me atrajo, de mi estatura, con una cintura muy marcada y pechos que acompañaban esta silueta. Un cuerpo que ella usaba muy bien, vistiendo prendas que resaltaran estas cualidades tan llamativas para su temprana edad, y que por supuesto había surtido efecto en mí.  No es que recién la conocía, se podría decir que llamó mi atención esos días, pero no como mi gran amiga, esto era totalmente superfluo, y con fines…, de ver que podía pasar, quería experimentar. Apenas vi a Malena se lo dije. El día siguiente, al salir de la escuela alrededor de las cinco de la tarde, la seguimos hasta su casa, para ver su comportamiento, y así fue la semana. Al finalizar me dijo, Mira Luca, Laura en este momento, está terminando una relación, con un chico mayor, al que no quiere tanto, le gustaba. Igual, está muy angustiada, hace casi un año que andaban. Lo que vos tenés que hacer, es acercarte, preguntarle si ella está pasando por eso, y cuando te diga que sí, le explicas que vos también estas pasando por lo mismo, y que buscas alguien que te entienda. Pude ver, que le gusta la gente dependiente, tenés que hacerlo esta semana, porque vi que ya hay pretendientes. Listo, preguntó, respondí, Si hermanita, así será. A penas hables con ella, venís conmigo y te digo como seguir.

Al mes me puse de novio con Laura, era impresionante el poder de observación que tenía mi amiga y la facilidad de comprender a las personas.

Mi noviazgo con Laura fue una experiencia muy grata, increíble, cuando hacía muy poco no me podía imaginar lo que era estar de novio, sucedió y me sentí bien, voy a decir que ella fue “la iniciación”. La primera noche que pusimos nuestra relación en una situación formal, fui a su casa a comer con su familia. Sus padres eran muy ortodoxos, en la cena no se hablaron más temas que mi desempeño en la secundaria y que hacía en mi tiempo libre. Tal vez me pareció que era una prueba, pero, aunque no haya sido así, no me gustó. Fue una experiencia… interesante, y mientras seguía en este embrollo, no duré mucho para darme cuenta que lo increíble, no dejaba de ser increíble, pero si dejaba de ser rentable.
Al poco tiempo, tal vez una o dos semanas, terminé con Laura, ella había perdido ese toque que me gustaba, fue totalmente efímero, pero el interés se fue, y no había porque seguir con semejante relación.

Otra vez me encontré solo, con un extraño vacío, que no podía llenar. Entonces, busqué a mi gran amiga, le conté los sucesos, y como siempre, me aconsejó, Luca las relaciones son así, no siempre terminan bien, No terminó mal, solamente no se para que seguir, porque ya no me interesa Laura, pero a la vez hay algo que me falta, es como que estoy esperando algo de ella o de alguien, y no sé qué es, o que hacer con esto, Es común el vacío que te genera una relación, no estaría tan segura, pero dale tiempo, te peleaste hace poco, es lógico que te sientas así.

Semanas después de pelearme con Laura, noté que ese vacío, no era por la relación, o más bien, por “esa” relación. Estaba preocupado porque quería tener algún tipo de noviazgo, la experiencia no había tenido frutos, no llegue a ninguna conclusión, y con la decisión que había tomado, había retrocedido en mi cometido y estaba preocupado y ansioso por tener resultados.       
             
Más tarde ese mismo año, la vi a Estefanía, una chica de primer año. Estefi, exhibía una hermosa y delicada carita bajo un pelo de lo más lacio y oscuro, que combinaba perfectamente con ojos del mismo tono. A diferencia de Laura era más esbelta y no tenía la suerte de poder mostrar semejantes curvas, pero puedo asegurar que tal condición, no la dejaba para nada en desventaja con Laura. Era un espectáculo ver ese pelo que se deslizaba por el aire mientras ella caminaba, espectáculo que llegaba al clímax de una obra dramática al levantar la mirada y posar su vista directo en la de uno, pudiendo casi paralizar hasta a los más firmes corazones, a quien yo llamo, “la hipocresía”. Caminando rumbo a mi clase de lengua, me crucé con ella, me miró fijamente, y en el instante que pasó a mi lado, pegué la vuelta, y sin dudas la paré. Aunque estaba llegando tarde a clase, me tome el tiempo de preguntarle si podía hablar con ella. Me llamo la atención, con la decisión que se dio vuelta y me respondió que sí, que la esperara a la salida de clases. Cuando me encontré con ella, hablamos un rato, de cómo iba en la escuela, de que pensaba del secundario, si había sido muy grande el cambio, nimiedades, hasta que me planté firmemente. Le pregunte si tenía algún tipo de noviazgo, y ante la negativa de ella acerque mi cara a la suya y le di un beso, ella no se negó, seguí con lo que había empezado, y por segunda vez di inicio a una relación, o algo parecido a eso.

De esto también se enteró Malena, que me dio su aprobación. Lo distinto en esta relación fue que a todo lo que yo propuse, Estefanía me dijo que sí, siempre estaba todo bien.
El tiempo pasó, y siguió igual, nunca obtuve un no de ella. Se puede decir más, ella me esperaba a mí, y no yo a ella, como pasa normalmente. No entendía, como podía ser que una persona esté siempre de acuerdo con todo, ¿acaso no tenía poder de decisión?, ¿Valoraba más tenerme con ella?, ¿Estaría obsesionada conmigo?. No, si hubiera sido obsesión sería mucho más problemática. Más allá de eso, me parecía que estaba enferma, y me daba mucho miedo, incluso me ponía muy tenso al imaginarme que pasaba por su cabeza, los horripilantes pensamientos que tendría solo una centésima de segundo antes de decir un “sí”, un “si” lleno de contradicción, odio, rencor, tristeza…venganza, pero sobre todo ansias, ansias de decir la verdad, un simple y sincero “no”. Entonces un día que nos encontramos y a pesar de saber que otra vez me molestaría mi condición de soltería, abandoné por segunda vez la búsqueda de una conclusión sobre las relaciones con personas y le dije que lo nuestro ya no podía seguir.

Otra vez el vacío me invadió y no fue necesario decirle a mi amiga de esto, el primer día que me vio se dio cuenta, y no hubo que hablar nada.

Poco después de empezado el verano conocí a Daniela, una chica muy hermosa, ella era un excelente espécimen de la raza alemana, con unos ojos brillantes, claros como el agua, y cabellos rojizos, con una figura que le caía muy bien y le daba a esta obra de arte un toque más de belleza y feminismo que dejaba boquiabierto a quienes se atrevían a mirarla. Fue la estación del calor, que trae esos amores, a ella la apodé “la de los refranes”. Salí con ella la primera semana de enero, era muy amorosa, atenta, creo que me sentía a gusto, su padre era carpintero, y fue una gran sorpresa cuando entré a su casa por primera vez, y no pude contener mi risa, al ver que todos sus muebles eran de alguna aleación, aluminio, acero, hierro, pero no de madera y “en casa de herrero cuchillo de palo”. Me invito a su pieza, y aunque me había dicho que su hobby era tejer, toda su ropa era de marca, “de tal palo tal astilla”. Fue todo muy divertido, incluso cuando vi que sus amigas eran iguales, “dios los crea y el viento los amontona”, pero por lo que entendí, ella no la pasaba tan bien como yo y antes de que termine el verano, una noche que caminaba hacia su casa, la vi con otro, “de los cuernos, de prestar la bici y de la muerte, nadie se salva”.

Ese año empecé el cuarto en la institución. Con el curso de siempre, empezó también una chica que había llegado al pueblo, y cansado de las mujeres que ya había conocido, supuse que esta nueva chica, podía ayudarme a cambiar mi pensamiento sobre las mismas, ya que llamó, en gran medida, mi atención. Se llamaba Noelia, una señorita de 15 años que poco tenia de señorita, por lo imponente que era, sus pelos lacios y castaños le daban una terminación magnifica a su cuerpo muy bien dotado, de una altura considerable, sacándome ventaja en varios centímetros, que no hacía más que acentuar su personalidad tan altiva, yo le digo, “la iluminación”. La segunda semana, volví a buscar a mi amiga Malena, esta nueva chica había activado otra vez mis emociones, volvió a despertar mi atención, las ansias de seguir con el cometido. Me junté en un café con mi amiga, hablamos de temas cotidianos, y antes de que yo saque conversación sobre el tema, preguntó graciosamente, Así que ahora te interesa Noelia, y sonrió, Está bien, vamos a observarla unos días, a ver qué pasa. Así fue, que la observamos rigurosamente, no más de una semana, y ante el veredicto de mi hermana, fui a buscarla. Ese día, estaba muy nervioso, pues este era un tema que me tenía muy perturbado. Me vestí lo mejor que pude para tal ocasión, me arreglé bien el pelo, actividad que había quedado olvidada hacía ya tiempo y salí de mi casa. Habíamos observado, que era muy habitué de un cine que estaba en el centro del pueblo, en la temática romántica, la que rodaban a las ocho post Meridian, y fui a su encuentro.

Llegué cinco minutos antes. Cuando vi que se acercaba, me preparé, y antes de decir una palabra, ella me gritó con cara de desagrado, Salí de acá, enfermo, si me volvés a seguir te denuncio. Me quede sin palabras. Ante mi asombro ella entró al cine, y yo, por supuesto, después de tal situación, me alejé lo más rápido posible.
Sin saber que pasaba, no pude volver a mirar a la cara a Noelia, esto fue muy incómodo, debido a que estaba en el mismo salón. Este acontecimiento me tubo muy pensativo, por lo que fui con mi “terapeuta personal”, Malena. Esto que me contás, es en serio, me preguntó muy extrañada. Si, tal como te lo explico, pero no entiendo que pasó, respondí, a lo que ella expresó. Habrá visto que la seguíamos y por eso reacciono así, comprendela, es nueva en el pueblo.

A pesar de la charla, no pude quedarme tranquilo con la reacción de esa chica, pero al poco tiempo, le resté importancia, pensando, que tal vez mi amiga tenía razón, lo que no pude sacar de mis pensamientos era la conclusión que otra vez se quedaba sin salir a la luz.

Lo siguiente, del cuarto año a mediados de sexto, lo pasé solo, pensando sobre qué pasaba con las mujeres, que tanto se complicaba para entablar una relación. Después de mucho meditar, saqué la conclusión, sin tener en cuenta el gran rechazo de Noelia, de que todas las demás mujeres habían sido muy fáciles para mí. Esta vez, me propuse buscar una sin la ayuda de Malena.

La diferencia que encaraba ahora era muy grande, no había logrado ningún tipo de relación sin la ayuda de mi amiga, pero me esforcé, observé mi curso, y busqué lo más complicado que encontré, la más popular, esa era difícil, aunque no la que yo buscaba, era tan conservadora.

Ella era Ayelén, Tenía un gran parecido a Estefanía, solo le faltaba la mirada desbastadora de mi otro “amor”, aunque le fue dado en su favor, curvas faltantes en mi otra experiencia, digamos que era agradable a la vista y su pelo levemente ondulado cerraba perfectamente su estilo, y le quitaba seriedad a una cara que no lo necesitaba, la que se mostraba acorde a su personalidad de gran simpatía, yo la nombré, “la experiencia”.

Lo primero que tenía que hacer era captar su atención, y aprovechando mi facilidad, y su debilidad para las matemáticas, le ofrecí mi ayuda, y aceptó.

Organizamos para juntarnos en su casa. Llegado al lugar, me invitó a su habitación, y empecé a sospechar que no era lo que buscaba. Cuando nos sentamos en el escritorio, me acerqué, a propósito, y ella no dijo nada, entonces probé acercando, con intensiones bien visibles, mi cara, me apartó, dijo, Qué te pensás, y me echó.

Aunque me dio mucha pena, al día siguiente, le pedí disculpas y le dije que me había equivocado con ella. Bien pensado lo mío, empecé a tener una buena relación con ella, aunque era solo de amistad, pero yo tenía esperanzas de que pudiera pasar algo más para seguir con el cometido. Así siguió el asunto, y entre juego de celos y cariños, un día me vi besándola.

Pasó el tiempo, y los primeros días de diciembre, me llegó un mensaje de ella, estaba sola en su casa, que vaya a ver una película. Llegué a su casa, toqué la puerta y me abrió. A penas entré, cuando se acercó a saludarme, mi vista se desvió sin querer hacia la mesa, hacia una tijera que reconocí, una tijera Solingen, marca alemana de cuchillos y tijeras, que era excelente, de la cual tenía un cuchillo que formaba parte de mi colección, mi preferido. Nos pusimos a ver la película en un sillón que tenía en el comedor, y antes de que pasara una hora, estábamos besándonos apasionadamente, aunque algo inquietante me pululaba en la mente. Esa era mi primera vez, y también la de ella. Mi cabeza estaba alborotada, pensaba mucho en ella, la deseaba, quería tocarla, quería formar parte de ella, quería cortar…, pero no, no tenía nada que ver cortar con lo que estaba pasando, corrí de mi imaginación. Sentía como mi piel tocaba la suya, tan suave, tan frágil, tal blanca, tan austera, tan fría…, no, sabía que no estaba fría, volví a escapar de mí. La besé como si fuera la última vez, para nunca olvidar tal momento, la acaricié suavemente, mis manos recorrieron todo su cuerpo, delgado, anguloso…no, no era humano. Abrí mis ojos, levanté la mirada y el reflejo de la luz de luna me cegó momentáneamente, y era ella, la verdadera fuente de excitación que sentía, era ella. La tijera, su hoja plateada, espejada, sobria, la que estaba adueñándose de mi mente, que me puso en un trance, el cual no podía entender ni darle fin, un nirvana. El estado que me causaba esa figura tan divina y fuera de toda comprensión, pareció durar varios minutos. Luego de esta epifanía, me levanté del sillón sin decir nada, tomé la tijera y volví a lo que estaba haciendo. En ese mismo instante empecé a pasar el filo de la tijera por el cuerpo de Ayelén sin que ella dijera nada, mientras seguíamos haciendo el amor. Comencé desde su barbilla hasta su vientre, y desde ahí subía y volvía a empezar. Ahora si sentía el verdadero placer divino que buscaba, todo lo que no podía encontrar en nadie. Cada vez que repetía el recorrido con la hoja de la tijera, la presión era mayor. Ella empezó a perder sangre, pero me decía que siguiera, me lo decía muy convencida y era una orden. En el momento del clímax, vi su cuerpo sin vida, inmediatamente, salté del sillón, viendo como ella me miraba, con cara de sorprendida, asustada. Pude ver que no había sangre, ni estaba la tijera en mi mano, y muy confundido, le dije que me tenía que ir. Sin esperar respuesta, Salí de ahí.

Se preguntará el que lea la historia, el porqué de los dos últimos apodos que les di a estas chicas, y es simple, el primero, me ilumino sobre lo que yo estaba haciendo, que no era lo que tenía que hacer, y el segundo, como bien lo dice el nombre, fue el experimento, que no solo no llego a nada, sino que me alejo de cualquier conclusión.
A los pocos días, hablé con Malena de lo ocurrido, ella me miró boquiabierta, sin decir una palabra, y me abrazó.

Terminé el secundario, muchas festividades, la graduación, el viaje de estudio, navidad, año nuevo, y en todas, a pesar de que pude hacer buena cara al mal tiempo, dentro de mí, se desataba una tormenta, en la cual estaba perdido.

No pude comenzar mis estudios, debido a tal conmoción, y empecé a trabajar. Por más que mis padres me recomendaron ir a un psicólogo, no quise, y después de pensar mucho tiempo, saqué la conclusión más loca, pero tal vez, la más lógica. La respuesta estaba delante de mis ojos, todo el tiempo buscando alguien que era para mí, que me hiciera bien, que me ayudara, con quien esté cómodo, buscando más allá de mí, pero nunca cerca de mi…. Había cometido el error más común en las situaciones amorosas. La única que podía comprender a mi persona, era ella, y no había dudas, siempre la busqué, a ella. De quien en realidad estaba enamorado, y no podía prescindir. Me propuse intentar algo con la persona que siempre me había acompañado, Malena, finalmente pude encontrar la conclusión a mi búsqueda, la respuesta, ahí estaba, de esta forma todo tenía sentido.
Esa misma noche, la llamé a su celular, y le dije que fuera a mi casa. Cuando llegó la hice pasar, y sin que se sentara, le dije lo que me pasaba. Ella me miro, y con cara de lastima me dijo, Ahora me lo vas a decir, después de tanto tiempo…, sos un idiota, nunca preguntaste nada de mí, yo ahora no puedo, no quiero. Bajé la vista, la miré, y se despidió.
Todo había salido tan mal, había pasado tan rápido, no quise aceptarlo. En ese momento, se derrumbó todo el mundo, toda mi vida perdió sentido, me salí de mis cabales, las pulsaciones aceleraron. La agarré del hombro, la di vuelta, la abracé, y mi puño hizo tope con su abdomen. Tenía un cuchillo en mi mano, mi preferido, se preguntarán cuando lo agarré, no podía encontrar explicación de donde salió ese cuchillo, pero yo en ese momento, me encontraba en un baño de sangre, con mi amiga tendida en mis brazos, ya sin vida, llorando desconsoladamente, por lo que le resté importancia a tal suceso. Pero recordé y me tranquilicé, seguramente estaba en una de mis ilusiones, esas bromas pesadas que hacia mi mente, entonces solo tenía que esperar a que pasara. Cuando mi madre entró y me miró, su cara no fue de horror, fue de preocupación, entonces volví en mí. Vi que Malena no estaba en mis brazos, para mi alivio, había tenido razón, había sido una ilusión, aunque me sentí muy extraño, más de lo común, como si algo realmente faltara, y sin dejar de ver la expresión de mi madre, me dirigí al comedor, pensando, ¿qué era lo que me faltaba?, ¿qué era lo que me generaba otra vez un vacío?, pero esta vez la falta era tan grande como para ocupar todo mi corazón y raciocinio, en ese camino que pareció durar horas. Llegué al comedor, solo para ver, que en la tan preciada foto, estaba yo, y nadie más que yo.





domingo, 17 de septiembre de 2017

Misiva a un espejo lejano-Parte uno

Treinta de Julio del dos mil dieciséis:

Amigo, Si vieras que linda que está la Argentina,  tiene la mirada de la primer  novia que nunca se olvida.  Desde los balcones llueven las glicinas  y a pesar de todo, camina y camina.  Si vieras de nuevo que linda y que  grande que está mi Argentina. Buenos Aires sigue llena de gorriones,  hay nuevos poetas que escriben sus tangos  y hay nuevos cantores.  Y sigue teniendo la vieja locura  que al doblar la esquina haya una aventura.  Ya ves: sigue viva y, a pesar de todo, llena de ternura.

Treinta y uno de Julio del dos mil dieciséis:

Hola hermano Pandul, como estas?, me encuentro muy exaltado por su sorpresivo mensaje, que linda debe estar esa Argentina, la extraño de veras y no es solo por su hermosura, la gente que allí conserva es lo que la colma de ternura, los más preciados seres de mi vida dicen que andan cantando y bailando por ahí, de tan solo pensarlo ya quiero volver, pero recién arranca mi camino y me queda mucho por aprender, mis ansias de crecer siguen aun latentes y lo que las hacen crecer es el amor de toda esa gente.

            Mismo día, en la Cabaña de Pandul o algún lugar aledaño:

Ando muy bien, me acorde de ese tema y ese recuerdo me llevo hasta vos que andas exiliado, siga firme entonces, los que te quieren en serio nunca te van a atar, perdón, nunca te vamos a atar, y te vuelvo a dejar tranquilo, demasiadas cosas interesantes debe haber por allá como para que estés mirando una pantalla, que la podes ver en cualquier lugar.

            Tres de Agosto del mismo año:

Por favor hermano, es un placer tener este medio para comunicarnos y eso que yo soy de los que le da la parla cara a cara, pero para con un escritor como usted es de gran ayuda para poder explayarse entre pensamientos y hechos, te mando un abrazo grande y de a diario los echo de menos!

            Dos de Octubre, tres de la mañana:

Hola amigo, hoy me acorde de vos cuando después de entrometerme en asuntos de poco orgullo (mandarme una cagada), en el que tuve que pedir perdón a mucha gente, y lejos de arreglarla, un vino y un poco de música, más una lavada de cara, me hicieron poner contento. Me acordé de la capacidad que tenés para estar bien y lo aplique para seguir dando la cara a esta vida (metiendo huevos).

En esta situación venís a ser como una descarga con un ser espiritual como Jesús, al cual le puedo hablar, pero no lo puedo ver y hasta a veces dudo que sea verdad todo lo vivido, es increíble las pasadas de vuelta que pegamos, dormir poco y vivir mucho era lo que nos mantenía vivos, como una patrulla en plena guerra que temía porque su vida estaba en riesgo de caer en lo más lógico que dicta esta sociedad, como soldados que superan pantanos de zona seguras, a través de bosques del que dirán, contraatacando con metrallas de humor rápido e inteligente y granadas de buena onda, las mejores granadas, capaces de contagiar hasta los más amargos para unirse a nuestro batallón, cuantas condecoraciones amigo, desde Río Cuarto, un perro verde más.

Pandul.

            Tres días del mismo mes y año:

Me asombra siempre tu capacidad literaria de poder llegar tan cerca con un escrito, llegar a casi tenerte al lado y poder viajar por lo vivido. Siempre digo que hay que agradecerle a la vida todos los días mientras despertemos, ya sea pasados de vuelta o relajando para volver a arrancar. Justo me agarras en la Primera, y de seguro no es casual tu mensaje inspirador, agradezco a la vida estos cruces fortuitos que nos ha dado y brindo siempre por vos y todos aquellos fuegos que andan largando chispas y contagiando bienestar, por el camino del bien, gozando de saber estar. Hermano Pandul, te hecho de menos y de más está decirlo, pero no va a faltar oportunidad para que nos volvamos a reencontrar. Otro perro verde desde una islita loca por acá, abrazo gigantesco.

            Cinco de Noviembre:

Porque será que tomando esta cerveza (birra) fresca, tal vez la segunda, en este día que despunta para tomar una, o dos, recuerdo ese balcón lleno de buena onda, progenitor de la querida Catalina, una mujer que supo hacernos nadar por los mares mas profundos, rebotar por las nubes en cielos naranjas, iluminados por los crepúsculos mas increíbles, paisajes de sueño con un soundtrack diseñado para esto, noches donde lo ultimo que pensábamos era donde íbamos a terminar, en que puerto, nos dejamos llevar por fuerzas que nunca estudie, fuimos creadores, artistas, forjadores de nuestro propio destino, como Miguel Ángel tallamos en piedra la vida, fuimos dioses en ese universo que terminaba detrás de los edificios y debajo del horizonte, cuanta sabiduría en esa inteligencia, que es la intrapersonal, fui domado, fui tranquilo, encontré mi redención...

El cinco de Noviembre, la respuesta esperada, no llega en los mismos términos, mas un mensaje desesperado y corto, deja al receptor, esperando noticias, y hasta preocupado por su lejano amigo. Días mas tarde en un improviso asado, descubriría, buscando leña, que un amigo, disfrazado de loco que andaba caminando por ahí, mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus, se le presentaba y daba comienzo a una historia de piratas, donde cada uno cumplía su natural función. Un tiempo después, hecha una despedida acorde al momento, uno volvería a zarpar, y otro iniciaría su inmersión en lo que es la rutina del trabajo.

            Veintiuno de enero del siguiente año:

Querido amigo, le escribo está sofisticada carta, pero poco regocijante, con motivo de poner una palabra detrás de otra de modo entretenido, intentando ser elegante y con deseo de prosa poética, no deseo del escritor, mas bien, un I want de ella misma, porque creo que el inglés, en ésta ocasión me expresa mejor, deseo como el de Pinocho por querer ser hijo de carne y hueso de Jusepe, y volviendo a lo que me atañe, es una lastima tal evolución en un ámbito tan romántico como lo era la correspondencia, me pregunto, cuando un WhatsApp podría reemplazar una carta de amor de dos refulgentes enamorados, de madre e hijo que se comentan las buenas nuevas, de dos amigos que se recuerdan....
 Sin más que decir, por el momento, y que me permita el medio utilizado, le mando un abrazo de gol, expresión poco vivida por ambos, pero bien entendida, saludos.

            Veinticinco del mes, empezando el día, muy temprano para el:

Estimado Pandul de la gente, me es un placer recibir esta carta, debo confesar que no es normal recibir dichas en estos tiempos que nos empapan. Sin ir más lejos, hace no menos de 10 pasos, luego de quemar un tabaquito lo he recordado, celebro por los porvenires mi amigo. Deseo que todo este bien por allá y pronto poderos ir a visitar

 P.D.: debo confesar que la risa inaguantable, frente al entendido gol, poco llevado a la praxis, afecto gravemente mi salud. No obstante es la primera vez que comienzo una carta por la post data Jajaja or hahahaha anyway.


            Diez Febrero:

Querido Pandul, Aquí me encuentro bajo el frío verano de Christchurch, sentado en un sillón a la sombra de una nube que parece nunca terminar de pasar. Casual, y bajo nuestros principios me animo a decir que es hoy tu cumpleaños, yo no le erré, no le voy a dar el gusto a todos aquellos que dicen, más vale tarde que nunca, es hoy y es un gran acierto que así sea, te quiero mucho amigo y no hay día que no te lleve conmigo! Abrazo de golf, capaz que de ese tenemos más que de gol, la risa me lleva.

            Mas tarde:

Luego de leer lo enviado en apuro me animo a decir que ha habido un error, o mejor dicho varios, era ayer, tengo mal el calendario. Que lindo es redescubrir la humanidad una y otra vez, ahora sí me despido. Adiós.

            Un poco mas tarde:

Querido amigo, demás esta decir gracias por el saludo, sus amenas palabras, me recuerdan dos reflexiones que tuve para mi cumpleaños, la primera tiene que ver con cuando fue mi cumpleaños, y que banal es decir que fue ayer, yo digo que va a ser hasta que duren los agasajos a mi persona, eso me llena, por lo que, me saludaste a tiempo y las disculpas están demás. Por otra parte, en una situación, común para esta fecha de festividad personal, me encontré preocupado, porque en el festejo me podía faltar comida, lugar, sillas, alcohol y otros, hasta que me di cuenta que la fatal  y terrible falta que puede haber, es la compañía. Sin más que agregar, saludos y buenos deseos amigo, Ana se lo espera son fecha de vencimiento, abrazo de taekwondo.

PD: "Ana" no es nadie, era "acá", y "son" tengo, pero era "sin", escribir en el celular es terrible...

           


Ultimo domingo de febrero de dos mil diecisiete:

Estimado Pandul, le escribo para hacerle llegar mi respuesta, que mediante dicho medio, he mediado, bajo la medida de responder. Quiero decirle que agradezco mucho la echada de menos en tal día festivo, a la par, lamento que aún el ser humano no haya logrado la tan deseada clonación para poder dejar una copia registrada y sin garantías por ahí. Pronto celebraremos en el momento oportuno, ósea, cuando nos veamos dijo el ciego. Me ha llegado la noticia de parte de un amigo en común acerca de su situación de convivió, lamento dicho suceso pero se que usted tiene la fortaleza de salir frente a cualquier situación. Llénese de los buenos que lo rodean y sepa dejar en arte las marcas del corazón. En caso de necesitar un oído, porque no alcanzan los mensajes, cuente con el mío bajo la modalidad de esta nueva era "WhatsApp". Le mando un abrazo enorme de hoyo en uno en el 18, la risa me vuelve a tomar, saludos a Ana, estos son dijo la vieja, riendo me voy.

            Una semana después, sentado al frente de la cabaña y descalzo:

Querido amigo, le escribiría por WhatsApp, pero no soportaría el cambio, brego porque esta conversación siga siendo tan locuaz y frecuente como se viene dando, el título de perro verde lo llevo como estandarte, y es esta la única forma de defenderlo que encontré, y me llena. Por otra parte, no se si recuerda la charla, ante la duda de doblegarse ante los misterios de esa rara y poco probable situación en que dos personas vibran juntas y resuenan en este universo, prácticamente lleno de vació, demasiado triste, melancólico, eterno e infinito, y no se si recuerda la resolución que tomé, junto a  su fundamento, entregarme totalmente a mi amor, porque estas situaciones no se eligen, más si, siempre a mano, la decisión de patear solo esta vida. Acá estoy, mas humilde, y con más ganas de disfrutar, seguir conociéndose solo, porque una persona nunca se termina de conocer, y vale para uno mismo también, recuperada libertad, otra vez mis deseos manejan mis horarios y mi ritmo es el director de está orquesta, que por un buen tiempo, tocó obras ya deshilachadas de tanto ser interpretadas, no cometiendo el error de querer ser como antes de la relación, tarea imposible después de semejante vivencia, acá me encuentro, por demás sensible y buscando la aventura a la vuelta de la esquina, con ganas de vivir y reventar el tiempo, que tan corto es, porque somos efímeros, maldita, o tal vez oportuna condición. Desde la cabaña del Pandul, los más sinceros y buenos sentimientos, abrazo de boxeador.


PD: Ana le devuelve el saludo.