Esta vez escapo, a la ciudad, donde nadie es alguien, al
anonimato. Escapo a sus noches ignotas, ebrias de tango y duras de rock. A
calles manchadas con historias que nunca se sabrán, prontas a teñirse un
poquito con nosotros, a absorber nuestra esencia, ellas siempre lo hicieron,
empapadas de nostalgia, de desamores, desencuentros, saciantes de todos los
placeres, ilusorias de una ciudad que no conoce los limites, que nos deja volar
un poco en su humo, bajito, para no ahogarnos en las alturas, nos dejan volar rasantes
para que no nos escapemos, porque saben que aunque nos vayamos, vamos a querer
volver, para ser nosotros, como la primera vez.
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