martes, 23 de mayo de 2017

Las madres y sus razones

Una noche, como cualquier otra, mientras pululaba, impulsado por grandes cantidades de bebidas espirituosas, me toco descubrir un gran secreto de la vida.

Mi vieja siempre tiene razón, eso es un hecho,y creo que todas las madres la tienen, pero la verdad del asunto, supongo que tiene que ver con otra cosa. No es que sean poseedoras del poder de la clarividencia, sino de otro poder, un poder colosal, el poder de cambiar los mismos hilos del destino, de alinear astros para que se cumplan sus "predicciones".

Éste poder debe ser invocado desde sus mentes, exactamente cuando dan a luz, después de todo ese sufrimiento, (en el caso de la cesárea, es cuando se va la anestesia). Durante este momento de gran dolor y florecimiento de la vida, sus mentes se abren, trascienden, en algo superior, motor de fuerzas desconocidas, y hasta ahora, insospechadas.

Es interesante, porque éste poder en manos de los hombres, a veces tan instintivos y con sed de poder, seria usado para grandes conquistas, sometimientos, torturas y demases, ni seguir pensando..., pero no, solamente es un, Si salís desabrigado, te vas a resfriar, Si te mamas vas a pasar papelones, Si usas dos pantalones, la pobre chica va a tener que esperar. Éstas cosas, obviamente, no van a pasar, cuantas veces lo repetimos saliendo con la madre distraída, ignorando estas faltas, no pasó nada. Pero no señores, inmediatamente después de la advertencia, nos resfriamos, pasamos vergüenza y nos hacemos esperar.

Es muy inquietante, lo único que sé, y que me deja tranquilo, es el respeto que tienen por una verdad inquebrantable, porque, un gran poder, conlleva una gran  responsabilidad...

lunes, 15 de mayo de 2017

Amenaza ilógica

Sus manos sostenían la alfalfa que su amigo de cuatro patas comía. Mientras esperaba a que él terminara su merienda, encontró un diccionario, sobre una mesa, que estaba dentro de la pequeña choza donde dormía el burro, lo levanto e inspeccionó por fuera, sin mucho interés, miró su mascota, y buscó una palabra, la primera que se le cruzó por su tierna mente.

 No advirtió el pequeño niño, que desde atrás, unos inocentes y curiosos ojos tambien se posaron en el objeto, terminando seca, instantánea y lógicamente con su brillo.

 Desde ese día, cada vez que busca una misteriosa palabra en el diccionario, no puede contener sus lágrimas, que caen de manera abismal contra el papel, con tal fuerza, que corren la tinta y tallan eternamente su significado en el alma del hombre, quedando ilegible en el preciado libro.

 Cuando el aliento se le fue, otra persona, que lo conocía, encontró el tesoro, y lo abrió. lo ojeó,y le pareció raro, que en la página que miró, todos los caracteres estaban borrosos, indescifrables, y lo mismo pasaba con las otras páginas. Después de mirar minuciosamente todo el contenido, volvió casi al principio,para leer el único significado que quedó intacto, o al menos legible, el significado de la palabra amor.

martes, 2 de mayo de 2017

Un fiel admirador

Esa noche, hacia años que me espantaba esas avecillas voladoras y buscadoras de un buen trago de mi sangre, de los confines de los tobillos, la experiencia, había logrado que, de solo atreverse a sobrevolar mis oídos, caían presa de un golpe a mano abierta contra la tortuosa superficie de mi oreja.

Había estado entre este repetido hecho, el despertar de un sueño vacío y común, para ver en la impía oscuridad, encenderse un pequeño brillo, y crecer, como lo hace el sol en un amanecer sin estrellas, hasta convertirse en la más resplandeciente brasa de cigarrillo, nacida de la pitada más extensa y profunda, y ante mi atónita mirada, que intentaba inútilmente enfocar, porque sabía que ahí no había nadie, descubrí con el tiempo necesario, que era el led de mi pantalla lcd.


Esa noche, como muchas anteriores, no pude orientar correctamente la única tela que me separaba del helado aire en mi habitación, mientras ignoraba que hora marcaba el reloj y también que momento de ese cruel lunes o domingo por la madrugada era, asombrado rememoraba la ilusión que había tenido, cuando una epifanía, dejo sobre tablas, la tarde que había vivido ese lunes con sabor a domingo.


 Había estado toda la tarde  naufragando en la muerte y los moribundos, estuve recordando las estadías en los infiernos, hacia días la duda me carcomía y la decisión no afloraba. Recordé que esa misma tarde, había visitado el infierno y que antes de dormir,melancólicamente y fuera de mis cabales, con un café, volví al mundo real.


Hace tiempo no creo en las deidades, pero estoy seguro de conocer el diablo. Me he despertado muchas veces a cualquier hora, y ahí estaba... la pequeña lucecita. Y estoy seguro, que en algún lugar o en algún tiempo, entre yo y el anaranjado led de mi pantalla, estaba él, sentado compadrón, con una pierna sobre la otra, en plena oscuridad, mirándome dormir y fumando ese cigarro.